Tanto en Caterva como en La potra hay pasajes en los que se establece un contraste entre la gauchesca y la bucólica. Para los protagonistas de la literatura bucólica el campo es objeto de contemplación, un remanso de paz, para los gauchos, por el contrario, es su lugar de trabajo, y donde son víctimas de abusos. Éstos son campesinos sufridos, iletrados, marginados para los cuales el campo no es, ni puede ser, objeto de contemplación literaria.
Observemos el siguiente diálogo entre el campesino don Rufo, y Katanga, el protagonista de Caterva. En él comentan la idealización del trabajo del campo y la desfachatez de un ministro de agricultura de comparar las difíciles vidas de estos hombres de campo con la de los actuantes de las bucólicas de Virgilio. Katanga al observar a don Rufo mientras trabaja arduamente dice:
Observemos el siguiente diálogo entre el campesino don Rufo, y Katanga, el protagonista de Caterva. En él comentan la idealización del trabajo del campo y la desfachatez de un ministro de agricultura de comparar las difíciles vidas de estos hombres de campo con la de los actuantes de las bucólicas de Virgilio. Katanga al observar a don Rufo mientras trabaja arduamente dice:
-"... Se ha hecho tanta prosopopeya, se ha alegorizado tanto la acción de arar, que procuro dar con ella. ¡Hasta hubo unas estampillas argentinas con la imagen de un labrador!...
-"Por' ai va la cosa. La poesía la ven los que nos explotan. Si ellos cincharan de sol a sol... ¡Pero si hubo hasta un ministro que se descolgó con unos versos camperos, de un tal Virgilio pa' entusiasmarnos!..
-"¡Qué boludo lindo! Figueresé..." (Caterva, 131)Este diálogo da paso a una reflexión sobre la bucólica y el hombre del campo, y el "sarcasmo acerbo y doloroso" que lleva a un ministro de agricultura a burlarse de los campesinos con unos versos de Virgilio :
"... La campaña argentina, colmada de terratenientes, no ofrece ninguna similitud al as campiñas eclógicas del Lacio ni a las colinas perfumadas de la Campania. El latifundio extiende su planicie yerma o exuberante, sin mayores encantos para los ojos, sin otra sugestión que la desigualdad para las almas.
Acogotados por contratos leoninos, expoliados por todo linaje de abusos, el obrero rural no tiene la suficiente serenidad espiritual ni la necesaria inteligencia para deleitarse con la dulce palabra del excelso cantor de Eneas. Tras el sudor copioso de sus faenas, su animo abatido no encuentra otro lenitivo que la piadosa paz de su ignorancia" (Caterva, 131-32).
Estos campesinos no tienen ni la preparación ni el modo de dedicarse a contemplar la belleza de la naturaleza que les sobraba a los protagonistas de la poesía de Teócrito, Horacio, Virgilio y Garcilaso de la Vega . Katanga concluye amargamente que "... burlarse de ellos, ofreciendo a sus labios toscos, en vez de caña o vino tinto, la gloria de un néctar inapreciable es un sarcasmo acerbo y doloroso." El que el ministro compare la triste existencia de los campesinos, plagada de abusos, con la idílica poesía de Virgilio es una burla terrible (Caterva, 133).
El guacho que encontramos en la obra de Filloy no es el gaucho literario que nos presenta Güiraldes en Don Segunda Sombra, sino un hombre de carne y hueso; nos lo presenta con su problemática social, y vital. Observamos al gaucho hablando con su típica jerga campesina, y rigiéndose por su cosmovisión de hombre de campo. Es un ser con gran amor por la tierra y la libertad que le ofrece el campo abierto; lo vemos cantar, tocar la guitarra o disfrutar de un asado tras un largo día de trabajo. Sin embargo, su vida nada tiene de ideal ya que son seres afectados por la opresión y la desigualdad social.
El guacho que encontramos en la obra de Filloy no es el gaucho literario que nos presenta Güiraldes en Don Segunda Sombra, sino un hombre de carne y hueso; nos lo presenta con su problemática social, y vital. Observamos al gaucho hablando con su típica jerga campesina, y rigiéndose por su cosmovisión de hombre de campo. Es un ser con gran amor por la tierra y la libertad que le ofrece el campo abierto; lo vemos cantar, tocar la guitarra o disfrutar de un asado tras un largo día de trabajo. Sin embargo, su vida nada tiene de ideal ya que son seres afectados por la opresión y la desigualdad social.